Escuchando
el temblar de la máquina poseedora de tinta...
El
cuerpo finge no sentir dolor, se camufla bajo el mismo,
son
uno,
la
tinta chorrea
curte
se
adhiere a la piel
como
aquel que no quiere pertenecer.
Es
un Arte el de ver a un humano dibujar lo que otro imagina.
se
le inunda la mirada,
el
amor por lo que sangra,
no
es el dolor lo que le atrapa,
sino
su creación en proceso,
su
imaginación volando,
siendo
plasmada
y
el dolor ajeno por el suelo.
Más
que mirar,
es
observar el soportar del lienzo en deterioro,
agudamente
agonizando,
como
quien sufre, con placer o por placer
no
importa el término,
le
importa el placer del después,
su
mirada concentrada,
en
lo que marcará su vida, de por vida.
La
palidez y el color en su rostro ,
van
y vienen,
como
quien puede,
como
quien tiene el poder,
pero
más allá de él…
un
derecho.
El
maestro limpia el exceso de tinta
y continua
con lo que será su Master Piece.
el
típico debate de opiniones,
para
llegar a un mutuo acuerdo,
se
posa el cuerpo lento,
y
vuelve a sonar el vibrar
del
pintar.
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