Y entonces ocurre un día en tu agitada, desastrosa
y muy, pero muy cerca a miserable vida que lo cambia todo, revierte el hechizo
y toda oscuridad parece huir sin salida alguna, no puede quedarse ante tantas
sonrisas provenientes del alma… que cosa tan extraña.
Un día
que te cambia el panorama, no paso absolutamente nada, solo tuvo un giro de 360
grados que hizo todo más sencillo, menos triste, menos complicado.
Como cualquier otro día sin ver a nadie en
especial, solo caminar sin rumbo por toda la triste y sucia ciudad que
habito, un poco de música para lograr pasar desapercibida, escuchando desde
Zamuro hasta Facundo, uno que otro cigarro ardiente y encontrarse unos viejos
amigos, saludar, hablar, caminar y continuar mi camino sin más, terminar una buena
jornada de trabajo con otro cigarro en mano y entrar al auto con una sonrisa
que logro notar el conductor y sin evitarlo empecé a contestar un pequeño y
fastidioso cuestionario que en otro día, y en otro estado de ánimo, no hubiese contestado, y todo hubiera terminado demasiado rápido, como siempre todo en mi vida termina,
repentinamente y con un gran dolor de culpa, causado por mí agobiada
mente.
Esa satisfacción de no haber cometido algún error, frenó por completo al
monstruo que normalmente llevo dentro y lo aplaco como a un fuego, me gustaría decir
que por mucho tiempo, pero la verdad no lo sé, la verdad es más fácil caer al vacío,
que subir la colina, ya que toma solo un paso en falso para hacerlo y caer, que
dar muchos pasos para llegar arriba y solo ceder.
Es lindo estar de buenas por tan solo un día, sería
mucho más satisfactorio vivir una vida
en la que se esté siempre, pero seamos realistas, eso solo lo aceptaría un gran
loco demente.
Comments
Post a Comment